¿Has oído alguna vez hablar del programa Pegasus desarrollado en Israel? Hoy te hablaremos de este potente sistema espía.
Estoy seguro de que muchos de ustedes han oído hablar del Programa Pegasus.
Por ejemplo, en esta entrada te contamos cómo Arabia Saudita utilizó precisamente este programa desarrollado por la empresa israelí NSO para espiar a Jamal Khashoggi, el periodista que en 2018 fue asesinado en el consulado saudita en Estambul.
Algo que fue negado una y otra y otra vez por el grupo NSO, pero que finalmente se pudo acreditar el pasado 18 de julio del 2021 en el marco del conocido como Proyecto Pegasus.
Hablamos de la investigación realizada por un consorcio de periodistas pertenecientes a 17 grupos mediáticos de diferentes países del mundo.
Una investigación cuyas conclusiones, amigos, ponen los pelos de punta.
El conocido como Proyecto Pegasus ha investigado la filtración de una lista de 50.000 números de teléfono que habrían sido fijados por varios gobiernos como objetivos para ser espiados por este programa de origen israelí.
Concretamente la investigación apunta directamente a los gobiernos de 10 países distintos, los cuales habrían utilizado indebidamente este programa para perseguir sin control alguno a periodistas, opositores, activistas políticos.
Uno de ellos es, por ejemplo, es el de Arabia Saudita. Y sí, entre los números espiados estaba el de la esposa de Khashoggi.
Pero ojo, porque también hablamos de espionaje al más alto nivel.
Por ejemplo, todos saben que India y Pakistán se llevan fatal, ¿Verdad?
Pakistán interviene en el caso Pegasus; acusa a la India de espiar a Imran Khan y exige una investigación de la ONU.
Imran Khan es ni más ni menos que el primer ministro de Pakistán. Y por supuesto, el gobierno indio es uno de los 10 gobiernos señalados por el Proyecto Pegasus.
Ahora bien, toda esta historia va mucho más allá.
Así que sin más preámbulo tenemos unas cuántas preguntas que responder: ¿En qué consiste el programa Pegasus?
¿Para qué ha sido exactamente utilizado?
Y lo que es más importante: ¿Cómo ha reaccionado el nuevo gobierno de Israel ante las revelaciones del Proyecto Pegasus?
Vamos a responder a todas estas preguntas, pero antes, antes vamos a ver un poco de historia.
Si habéis visto Spectre, recordaras que la subtrama de la película gira en torno a un programa de espionaje masivo que recibe el nombre de los Nueve Ojos.
En la película las 9 principales potencias del mundo negocian su puesta en marcha para luchar contra el terrorismo.
Pues bien, parece que en Israel algún ingeniero informático del grupo NSO debió ver la película y como decimos por aquí: Dicho y hecho.
Los últimos desarrollos tecnológicos del grupo NSO permiten acceder a teléfonos privados con ataques de “clic cero”.
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Esto es, la víctima del espionaje ni siquiera tiene que abrir un link malicioso para caer en las garras de este programa.
Además, desde el momento en que el teléfono queda infectado con Pegasus, el cliente que haya pagado por ello puede hacerse completamente con el control del dispositivo.
Esto le permite extraer los mensajes, las fotos y los correos electrónicos del teléfono.
También permite grabar sus llamadas, activar en secreto sus cámaras o micrófonos y leer el contenido de aplicaciones de mensajería encriptada como WhatsApp, Telegram o Signal.
WhatsApp culpa y demanda a NSO Group por desarrollar spyware para móviles a partir de una vulnerabilidad de sus llamadas.
Esta demanda se presentó en octubre de 2019, casi 2 años antes de que estallara el escándalo del Proyecto Pegasus.
Por aquel entonces WhatsApp indicaba que la empresa israelí había intentado hackear como mínimo a unos 1.400 usuarios.
Por ejemplo, para hacerse con las conversaciones de Whatsapp este grupo israelí desarrolló un programa que le permitía emular de forma precisa el tráfico de red en la aplicación.
Esto les permitía transmitir un código maligno que no era detectado por los servidores de Whatsapp.
Esto debería servir de alerta para las compañías de tecnología, gobiernos y todos los usuarios de Internet.
Se está abusando de las herramientas que permiten la vigilancia de nuestra vida privada, y la proliferación de esta tecnología en manos de empresas y gobiernos irresponsables nos pone a todos en riesgo. – Will Cathcart, presidente de WhatsApp
El caso es que entre los aproximadamente 50.000 teléfonos de la lista investigada por el proyecto Pegasus figuran un montón de activistas en favor de la democracia, empresarios, personajes públicos y numerosos líderes políticos, frecuentemente opositores al Gobierno de turno.
Luego otro colectivo importante en esta lista es el de los periodistas.
Por ejemplo, la lista muestra que más de 180 periodistas pertenecientes a medios tan significativos como el Financial Times, el New York Times, The Economist o Reuters, entre otros, han sido espiados.
Y sí esto ya es muy grave, imagina lo peligroso que puede ser espiar a un periodista en un país como México, un auténtico infierno para la libertad de prensa.
Bueno, no hace falta que te lo imagines. Ahí está el caso de Cecilio Pineda.
Un periodista mexicano asesinado en 2017 fue espiado previamente por el programa Pegasus.
Y es que una de las habilidades que tiene Pegasus es que, al permitir el acceso a los sensores del teléfono, los clientes del programa también pueden obtener un registro de los movimientos de una persona y rastrear su ubicación en tiempo real con precisión milimétrica.
De esta forma, Cecilio Pineda fue abatido en un lavado de coches.
Había sido marcado como objetivo por un cliente mexicano semanas antes de su asesinato.
Seguro que adivinas qué es lo que nunca se encontró. Efectivamente, su teléfono.
México fue el país que más números de teléfono espió con este sistema.
Al menos teniendo en cuenta la lista publicada.
Por ejemplo, se sabe que, durante el gobierno de Peña Nieto, varias agencias gubernamentales utilizaron Pegasus.
Hablamos de más de 15.000 teléfonos. Entre los objetivos encontramos numerosos periodistas, activistas sociales y líderes políticos tan destacados como el actual presidente Andrés Manuel López Obrador.
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La situación, por cierto, empeora cuando se analiza el caso de Tomás Zerón.
Estamos hablando del señalado como el hombre clave en la administración de Peña Nieto para decidir las compras gubernamentales de tecnologías de vigilancia.
Es decir, la persona a la que espiar a 15.000 mexicanos le pareció una idea estupenda.
Pues bien, este funcionario lleva años en busca y captura por las irregularidades cometidas en la investigación del caso Ayotzinapa, aquella desaparición de 43 estudiantes de la noche a la mañana.
Tomás Zerón jugó un papel decisivo para encubrir lo que sucedió en Iguala.
Y ahora parece que ha sabido aprovechar sus contactos comerciales.
Tomás Zerón, buscado por la justicia de México, se refugia en Israel.
El caso es que grupo NSO asegura que el programa solo se ha vendido a Gobiernos y a agencias de seguridad de unos 40 países con el objetivo exclusivo de prevenir el crimen y los actos terroristas.
Pero claro, al igual que pasaba en Spectre, el peligro de Pegasus es que caiga en las manos equivocadas.
La compañía israelí asegura fervientemente que estudia el historial de derechos humanos de sus clientes antes de venderles el programa.
Incluso, NSO ha publicado extractos de contratos con sus clientes que estipulan que solo deben usar sus productos para investigaciones criminales y de seguridad nacional.
Pero, claro, la cuestión es que, una vez vendido el programa, NSO realmente pierde el control sobre el mismo.
Y está claro que muchos gobiernos no tienen la intención de cumplir sus contratos con NSO.
Dicho lo cual creo que es el momento de saber que otros gobiernos han sido señalados por el Proyecto Pegasus.
Lo más llamativo es que las conclusiones del Proyecto Pegasus coinciden a la perfección con lo que ha sido la política exterior de Israel en los últimos años.
Por ejemplo, al principio hablábamos de los vínculos entre el programa Pegasus y Arabia Saudí, una conexión que podemos encuadrar dentro de la lucha contra Irán, el gran enemigo común.
Pero, amigos, ahí no queda todo.
La investigación señala directamente como Pegasus ha sido utilizado por las monarquías sunitas con las que Israel ha logrado normalizar recientemente sus relaciones diplomáticas.
Hablamos de Bahréin, Marruecos y Emiratos Árabes Unidos.
De hecho, según la investigación, estos dos últimos países completan el pódium de los gobernantes que más teléfonos han espiado con Pegasus.
Una vez más, el mayor problema para Israel y el grupo NSO es que nunca sabes qué intereses puede tener tu cliente.
Luego el Proyecto Pegasus también apunta a buenos amigos de Netanyahu.
Me estoy refiriendo en este caso a los gobiernos de Brasil, Hungría e India.
También a los de Azerbaiyán, Kazajistán y Ruanda, que no son precisamente modelos democráticos.
Teniendo esto en cuenta, todo apunta a que los acuerdos sobre vigilancia cibernética eran una de las principales bazas que sacaba Netanyahu a la hora de negociar con líderes extranjeros.
El caso es que, por ejemplo, la investigación sugiere que el gobierno húngaro de Viktor Orbán utiliza Pegasus en su llamada guerra contra los medios, apuntando a periodistas de investigación.
Claro que peor están los periodistas de países como Marruecos. Ahí tenemos por ejemplo el caso de Omar Radi que está encarcelado.
Amigos, no estamos hablando de una cuestión menor.
Intimidar y acosar a los críticos es ahora más fácil y más barato gracias a la tecnología.
Está claro que, si no cambia nada, las agencias de inteligencia y seguridad continuarán usando spyware para espiar a sus ciudadanos.
Y eso no es todo. También puede ocurrir que se termine creando un estado dentro del propio estado.
Un mes antes de estallar el escándalo del Proyecto Pegasus, se formó en Israel un nuevo gobierno que ponía punto y final a la era de Netanyahu.
El caso es que el nuevo Ejecutivo se encontró sin deberla ni temerla con un problemón catastrofico.
La Ley israelí de 2007 de Control de Exportaciones de Defensa exige que las empresas se sometan a un riguroso proceso de concesión de licencias.
Se aprobó después de que Estados Unidos se quejara de que Israel vendía armas a China.
Pero claro viendo lo visto…. No parece que el control haya sido muy eficiente.
Esto es algo de lo que ya se están empezando a dar cuenta en Israel. Incluso dentro del propio gobierno.
La industria de la seguridad cibernética está en auge en Israel.
Según YL Ventures, una firma de capital riesgo, los startups del Estado hebreo recaudaron en 2021 un récord de casi 9.000 millones de dólares.
Además, 9 empresas entraron en el selecto club de los unicornios del mundo.
El éxito de esta industria también alcanza al ámbito político.
El nuevo Gobierno israelí tiene vínculos estrechos con la seguridad cibernética. Algo que juega a favor de NSO.
Por ejemplo, el actual primer ministro, Naftali Bennett, se convirtió en multimillonario al vender la empresa de seguridad online especializada en el sector bancario que había fundado.
Pero, amigos, Bennett no es el único. Ayelet Shaked, la mano derecha de Bennett y actual ministra del Interior, es una ingeniera de programa que hizo carrera en la industria de alta tecnología de Tel Aviv.
Además, es íntima amiga de Shiri Dolev, la presidenta de NSO.
Por otro lado, el ministro de Defensa, el general retirado Benny Gantz, fue el presidente de Fifth Dimension, una empresa especializada en el seguimiento de smartphones a través de spyware con fines policiales y antiterroristas.
Fifth Dimension ya desapareció. Pero otro que fue alto cargo en la compañía e incluso un pez gordo en el Mossad, Ram Ben Barak, preside actualmente el Comité de Defensa y Asuntos Exteriores del Parlamento israelí, que se encarga de supervisar las exportaciones cibernéticas del país.
Como ves, los lazos entre el sector privado de la ciberseguridad y las instituciones públicas son muy estrechos.
Por eso, lo que pasó a comienzos de noviembre deja en una posición muy incómoda al Gobierno de Israel.
Estados Unidos incluyo en su lista negra a la empresa israelí NSO Group por uso de spyware.
Estamos hablando de la misma lista negra de sanciones comerciales en la que figura Huawei, la gran empresa china de las telecomunicaciones.
Esto significa que queda prohibido el uso de tecnología estadounidense en los productos de NSO Group.
La reacción del Gobierno israelí fue la misma de siempre ante todo lo que envuelve al programa Pegasus: asegurar que todas las exportaciones cibernéticas israelíes están reguladas por el gobierno en cumplimiento de los acuerdos internacionales.
Sobre ello insistió recientemente Yair Lapid, actual ministro de Exteriores que se convertirá en primer ministro de Israel entre 2023 y 2025 según el acuerdo de rotación del Gobierno.
Sin embargo, el movimiento de la Administración Biden ha tenido consecuencias directas sobre NSO.
La última en demandar al grupo NSO por espiar a usuarios de sus dispositivos ha sido ni más ni menos que Apple.
La presión internacional es cada vez mayor. Hablamos quizás de uno de los grandes fallos o errores en la política tecnológica de Israel.
A pesar de ello sorprende que apenas estén tomando medidas.
Pero espera un momento, porque el 18 de enero salía a la luz una noticia bomba que podría cambiarlo todo.
La policía de Israel utiliza Pegasus de NSO para espiar a los ciudadanos.
Entre las víctimas parecen estar algunos alcaldes y activistas políticos, así como antiguos empleados gubernamentales.
Según parece pudieron ser espiados sin ninguna orden de registro o escucha que autorizara la vigilancia.
Se supone que ahora Israel tendrá que tomar medidas.
Amigos, amigas, la tecnología avanza y mejora nuestras vidas.
La contribución de Israel a esta evolución es simple y llanamente formidable. Pero en ocasiones las cosas pueden irse de más.
Este parece el caso de un enorme fallo en los protocolos de seguridad. Poner un programa como este en manos como la que hemos visto no parece la mejor idea.
La pregunta es: ¿Qué piensas que debería hacer Israel con el programa Pegasus?
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