Hola chicos, hoy les hablaremos de la tristemente celebre Operación Popeye, el ejemplo mas claro de que los chemtrails y la manipulación climática existen desde hace tiempo.
Por ello, quizás esto sorprenda, y lo diré claro para que se me entienda: Los chemtrails y la manipulación climática, bajo mi punto de vista, existen.
Por ello, quizás esto sorprenda, y lo diré claro para que se me entienda: Los chemtrails y la manipulación climática, bajo mi punto de vista, existen.
No creo en una conspiración global para contener la población o semejantes, porque es imposible que pudieran ser tan inútiles y hacerlo tan mal.
Pero los rociados atmosféricos de cualquier tipo, tanto químicos como biológicos, usando para ello cualquier medio, no necesariamente aviones, con diversos objetivos, uno de ellos la manipulación climática, se han hecho, se están haciendo hoy.
Y se harán en un futuro, sin ningún tipo de control hacia particulares o con carácter secreto por parte de ejércitos, al tratarse, según está catalogado, como un área de alto interés.
El que hoy te traigo es un caso bastante sensible, basado en un documento desclasificado, extraído de la oficina de asuntos exteriores de los Estados Unidos.
Este documento está disponible en su biblioteca de documentos históricos, en el tomo XXVIII, bajo el epígrafe.
Sé que es muy desconocido para el gran público, pero la operación Popeye, mediante el que los Estados Unidos inició un experimento de manipulación climática por rociado atmosférico mediante chemtrails en el sudeste asiático, supuso un antes y un después en este tipo de técnicas.
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Según relata el propio memorándum de la operación, esta no fue avisada a autoridades locales y sólo un limitado número de funcionarios estadounidenses tenían conocimiento de la misma.
A finales de 1966, hace 55 años, se llevaron a cabo 50 experimentos, sobre Laos y Vietnam, consistentes en el rociado de diversas sustancias cuyo objeto primordial era la creación de nubes de lluvia.
El desastre causado fue descomunal.
41 de los experimentos causaron fuertes lluvias que se sumaron al efecto de la temporada de monzones, anegando una porción significativa de ambos países.
Amplias zonas completamente arrasadas, aisladas durante meses por el corte de carreteras y caminos debido al agua y al barro, que imposibilitaban tanto la movilidad de las tropas del Vietcong, como la asistencia a la población civil, muy necesitada por la destrucción de cultivos.
Incluso se comenta explícitamente un caso, en el que una nube de lluvia sembrada, se desplazó 400 kilómetros, anegando con 25 centímetros de agua una base de las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos en territorio vietnamita.
Citando textualmente el informe, se califica el experimento como “demasiado exitoso” respecto a las expectativas que se tenían, y que, con un presupuesto insignificante, que incluía un avión para la monitorización meteorológica y dos aviones C130 para el rociado experimental, y un total de 33 personas para llevar a cabo la misión, el desastre causado en las zonas afectadas fue enorme.
Asimismo, se solicita la realización de nuevas misiones, pero ya de carácter operativo y no experimental, fijando objetivos en el mar del Sur de China y Filipinas.
El desastre humanitario causado en la población civil fue considerable, pero la cerrazón de las fronteras comunistas lo hacían poco probable de acabar en la prensa.
Del mismo memorándum se desprende que eran perfectamente sabidas e incluso buscadas, las consecuencias para la población civil.
Ya sea por la destrucción de cosechas o por la desmoralización general de la población por el agravamiento de sus condiciones de vida, y que todo quedaría achacado a un monzón mucho más fuerte de lo habitual.
Problemas para los agricultores, aumento de bacterias y repunte de enfermedades a ellas asociadas, graves inundaciones, y muchas otras, son citadas textualmente como efectos secundarios de la operación.
Se desconoce cuánta gente pudo perder sus posesiones, padecer consecuencias económicas o incluso sufrir daños físicos o la muerte.
Respecto a la operación, se plantean su ilegalidad jurídica, moral y filosófica, y debido a ello, solicitan que se mantenga en el escalón más alto de confidencialidad, por las consecuencias del inicio de operaciones de alteración climatológica en otros países soberanos.
Como ya te lo he dicho, rociados atmosféricos y alteraciones climáticas, las hubo, las hay y las habrá, y no sólo eso, sino que van en aumento.
La falta de legislación en la mayoría de países, hace que cualquiera de los que están leyendo esto puedan contratar uno para mañana.
Los precios, van desde un par de cientos de dólares a las empresas totalmente profesionalizadas que trabajan a partir de los 150,000 dólares.
Las sustancias más usadas y comunes en el trabajo con las nubes, como por ejemplo el Yoduro de plata suelen ser altamente insolubles en agua, y se quedan en el terreno acumulándose cada vez más, y por tanto, con efectos en aumento en zonas localizadas.
Y el uso de pesticidas, un simple cambio del viento puede afectar a poblaciones cercanas, con consecuencias horribles que no citaré, porque la causalidad es indemostrable, aunque resulta más que obvia.
Respecto a uso militar, los rociados atmosféricos, ya sea de agentes patógenos o químicos, nada se sabrá, hasta que algunos documentos, dentro de 45 años, sean desclasificados.
Por algún extraño motivo, la creencia en chemtrails o la capacidad humana de modificación meteorológica han pasado a ser considerados cosa de locos, siendo incontables los ejemplos puntuales de todo tipo que existen bajo documentación acreditada.
Quien no crea en este tipo de operaciones, puede revisar este link a enlace .gov bajo dominio del gobierno de los Estados Unidos.
Y como este ejemplo…hay cientos.
Los efectos para la población y el medio ambiente pueden ser serios a nivel local, y si la tendencia sigue en aumento sin una regulación estricta, estos como es obvio, serán cada vez mayores y más frecuentes.