Dos mil cuatrocientos millones de personas lo consideran su guía y salvador y la humanidad entera usa la fecha aproximada de su cumpleaños para llevar el calendario, pero… ¿Realmente existió Jesús de Nazaret?
Nada se puede probar con un cien por ciento de certeza, como no sea en las matemáticas.
Si en biología o en meteorología es imposible la certidumbre total, con más razón en cuestiones históricas.
Por eso en esta entrada no trataremos de probar nada ni tampoco tomaremos partido, sino que simplemente queremos compartir contigo información que nos parece interesante.
No se trata de hacer enojar a nadie.
Pruebas de que verdaderamente existió Jesús de Nazaret
Estamos en el siglo 1 a.C.
El Imperio romano domina todos los alrededores del mar mediterráneo.
Eso incluye una provincia llamada “Judea”, una pequeña región conflictiva, calurosa y poco productiva donde nacería un culto que después sería la religión más influyente del mundo.
Y, según se dice, ese culto lo inició un artesano de nombre Yeshua Ben Yosef, a quien ahora llamamos Jesús de Nazaret.
El principal argumento en contra de que existió Jesús de Nazaret es que, aparte de los evangelios, escritos años después de su muerte, prácticamente no hay evidencia de su vida en otros registros.
Y eso que los romanos eran famosos por ser muy meticulosos a la hora de inventariar a sus ciudadanos.
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En esa época muchos judíos no estaban nada contentos con ser ciudadanos romanos: se consideraban invadidos.
Había un grupo llamado los “zelotes” que se rebelaban contra los romanos, incluso llegando a matar a otros judíos si los consideraban colaboracionistas.
Después de unos años aparecerían los asesinos llamados “sicarii” ¿a qué te suena el nombre?.
El caso es que había un clima de insurrección muy fuerte, y de vez en cuando aparecían líderes rebeldes, como Simón de Perea, antiguo esclavo, o Athronges, un pastor rebelde.
En un ambiente así, un nombre como el de Jesús de Nazaret, que era más bien tranquilo y sus seguidores escasos, no hubiera llamado tanto la atención.
Jesús de Nazaret sí es mencionado por dos historiadores y esto es prueba de que si existió.
Uno de ellos fue Flavio Josefo, judío-romano.
Uno de los pasajes es de autenticidad dudosa, pero en el capítulo 20 hay una mención indirecta: Ananías era un saduceo sin alma.
Hizo que el sanedrín juzgase a Santiago, el hermano de Jesús, [llamado Cristo] y a algunos otros.
Este los acusó de haber transgredido la ley y los entregó para que fueran apedreados.
Por cierto, en 2002 se encontró una caja llamada “el osario de Santiago”, con los supuestos restos de este apóstol, y la probabilidad de que sea auténtica aun es debatida por creyentes y ateos.
También el historiador romano Tácito menciona a Jesús cuando habla del reinado de Nerón:
Para deshacerse de los rumores, Nerón culpó e infligió las torturas más exquisitas a una clase odiada por sus abominaciones, quienes eran llamados cristianos por el populacho.
Cristo, de quien el nombre tuvo su origen, sufrió la pena máxima durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato.
Y la superstición muy maliciosa, de este modo sofocada por el momento, de nuevo estalló no solamente en Judea, la primera fuente del mal, sino incluso en Roma, donde todas las atrocidades y vergüenzas del mundo confluyen y se celebran.
Como habla tan mal de los cristianos como de Nerón, se piensa que esta cita es auténtica.
La mayor parte de los expertos, incluidos ateos, piensan que, dejando de lado las historias de los milagros y la resurrección, es muy posible que los siguientes hechos sean reales: de la secta de los esenios, conocidos por su ascetismo del templo llamamos cristianismo.
Adicionalmente, seguramente Jesús de Nazaret no es como nos lo han pintado, ni siquiera físicamente.
Las primeras imágenes de él se hicieron varios siglos después de su muerte.
Lo más probable es que fuera moreno y de pelo corto, como eran los palestinos en esa época, según lo han investigado antropólogos forenses de la Universidad de Manchester.
Y aunque no hubiera existido, el mensaje de amor, compasión y perdón que se asocia con las enseñanzas de Jesús, es tan digno de ser escuchado hoy como hace dos mil años.
Al igual que lo son también las enseñanzas de Gautama Siddhartha y Lao Tsé, por ejemplo.
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